"El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio". Así termina un libro maravilloso de Ítalo Calvino llamado Las ciudades invisibles. De esto se trata, precisamente, pensar históricamente: de aprender a reconocer.

miércoles, 13 de julio de 2011

Respuesta Precisa

Un hombre, al pasar ante una cantera, vio a tres operarios labrando la piedra.
Preguntó al primero:
-¿Qué hace?
-Ya ve, cortando estas piedras.
El segundo le dijo:
-Preparo una piedra angular.
El tercero se limitó a decir impávido:
-Construyo una catedral.
(Hernán Otero)

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