"El infierno de los vivos no es algo que será; hay uno, es aquel que existe ya aquí, el infierno que habitamos todos los días, que formamos estando juntos. Dos maneras hay de no sufrirlo. La primera es fácil para muchos: aceptar el infierno y volverse parte de él hasta el punto de no verlo más. La segunda es peligrosa y exige atención y aprendizaje continuos: buscar y saber reconocer quién y qué, en medio del infierno, no es infierno, y hacerlo durar, y darle espacio". Así termina un libro maravilloso de Ítalo Calvino llamado Las ciudades invisibles. De esto se trata, precisamente, pensar históricamente: de aprender a reconocer.

domingo, 7 de agosto de 2011

Dice Newton:

"No sé lo que pareceré a los ojos del mundo, pero a los míos es como si hubiese sido un chico que jugaba en la orilla del mar y se divertía encontrando de tanto en tanto un guijarro más pulido o un caracol más hermoso, mientras el inmenso oceáno de la verdad se extendía, inexplorado, frente a mí"

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